EL TRABAJO EN NUESTRA COMUNIDAD DE LIBERTAD
Es esta segunda parte del año seguimos con nuestro proyecto
de estudio sobre la realidad que vive nuestra comunidad de Libertad, en especial
nuestro barrio de Villa Amelia
En una economía en retracción y antipopular, queremos seguir
trabajando y preparándonos para los desafíos del mundo laboral.
También, rescatar la historia de vida de personas que con su
trabajo silencioso y esforzado han dan vida a su familia y la comunidad.
Estela siempre fue una mujer dedicada y estudiosa. Desde pequeña, sus padres le inculcaron la importancia de la educación
como medio para alcanzar un futuro mejor. Estudio con muchas ganas
para obtener un título en administración de empresas, con la esperanza
de encontrar un buen empleo que le permitiera ofrecer una vida cómoda a su familia.
Después de graduarse, estela se casó y tuvo dos hijos Hernán y Julieta. Su esposo, Juan trabajaba en la construcción, y aunque no ganaba mucho lograban salir adelante. Sin embargo, un día un accidente laboral
dejo a Juan incapacitado para trabajar, de repente todas las responsabilidades cayeron sobre Estela.
Estela se lanzó al mercado laboral con determinación, pero se encontró
con un panorama desalentador. A pesar
de sus estudios las oportunidades eran escasas, fue discriminada en varias entrevistas x su vestimenta humilde, pasaba horas enviando currículos y asistiendo a entrevistas y nunca
parecía llegar a nada.
Las facturas
se acumulaban y la presión
aumentaba.
Con el tiempo, se dio cuenta de que debía encontrar una solución inmediata para sostener a su familia.
Un día mientras caminaba x la feria del ferro de libertad encontró
a una amiga que trabaja vendiendo perfumes, le comenta su problema la amiga no dudo y le hiso un lugar al lado
del puesto de ella, para que trabaje.
En poco tiempo se lanzó vendiendo sus propias artesanías tejidas.
El trabajo de la feria era duro, las jornadas comenzaban
muy temprano y
terminaban tarde, las condiciones no eran fáciles. A pesar de todo, Estela no se quejaba, sabía que su familia dependía
de ella, sus hijos la veían salir de su casa con frio y calor, pero siempre con la misma fuerza y determinación. Con el tiempo, Estela logro hacerse
muy conocida en la feria con sus productos, hecho con dedicación
y esmero, comenzaron
a ganar popularidad entre los clientes.
La comunidad de
feriante la apoyo y la animo a seguir adelante. Aunque la vida
no fue como
ella la había
planeado. Estela encontró en
su trabajo de la feria, una fuente de dignidad y orgullo.
Su historia es un ejemplo de cómo a pesar de las dificultades y los giros inesperados de la vida con esfuerzo
y perseverancia se puede salir adelante.
Hoy, su marido está en rehabilitación y mejorando, sus hijos están creciendo y siguiendo sus propios caminos, inspirado por la fortaleza de su madre.
Estela sigue trabajando en la feria, con la misma energía y dedicación, demostrando día a día que la verdadera riqueza no siempre se mide en dinero, sino en la capacidad de enfrentar y superar las adversidades.
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